viernes, 22 de octubre de 2010

Helado sabor a venganza



Admitámoslo…vengarse es divertido. No hablo de planes macabros como las malas de novelas mexicanas o de trampas grotescas como en el juego del miedo. Las mejores venganzas son las simples, como ignorar o darle al enemigo beber se su propio caldo.

Lo importante del caso es que a veces nos vengamos sin darnos cuenta, demostrarle a la otra persona que ya NO nos importa puede causar efectos catastróficos en el autoestima de esa persona; mas aun si tienen personalidad narcisista o histriónica.

El vengarse es un arte tan antiguo como la humanidad, desde que alguien quiera pasar por encima de los demás, habrá otro quien le pondrá una trampa para osos en su camino.

Mis amigos a veces me preguntan por qué soy tan vengativo. Yo les contesto mas bien deberían preguntarse por qué hay tanta gente hija de puta que me obliga a actuar así.

Vivimos en una sociedad que es adicta en forma enfermiza al perdón; como si con ellos los ofensores en gesto de agradecimiento fuesen a cambiar su conducta.

Pero a pesar de todo hay una tercera opción: seguir hacia delante sin mirar a atrás, porque al fin del cabo todos recogen lo que siembran, y quienes traicionan a la larga recogen la amargura de sus engaños.

Hagan bien y no miren a quien

Respete para que los respeten

Y si le dan un coñazo, devuélvale uno mas duro