lunes, 31 de mayo de 2010

Cuando escuchabamos buena música y no lo sabiamos



Hubo una época en la cual no existían las normas en la música. Ser autentico, original, ser diferente sin ser un bicho raro eran el acorde principal de cada día, y todos los estilos musicales tuvieron su lugar. Era la época en la cual no existía la moda; donde era la gente y no la industria musical eran quienes imponían lo que se escuchaba en la radio.
La gente se cansó de décadas de excesos, publicidad y líricas vacías que tenían el único fin de satisfacer las cuentas de los ejecutivos de las disqueras.
En los 70’s la música nos hizo libres mientras que en los 90’s nos hizo diversos.


Todo comenzó con la aparición del grunge, genero que terminó por sepultar al decadente glam metal. El pop se volvió más soul y el rap más gansta.

Nirvana apostó por un sonido distorsionado, con excelentes líricas y una batería pesada, Metálica ofreció un metal tan pesado como elaborado y Guns & Roses unieron el glam y el metal dando como resultado canciones pegajosas, otras potentes y baladas realmente conmovedoras; siempre con la inigualable voz de Axel y la hipnótica guitarra de Slash.

En el hip hop Tupac nos mostró la realidad del ghetto, en donde los negros a pesar de haber alcanzado grandes logros décadas pasadas aún seguían siendo ignorados y marginados. TLC abrieron las puertas a las féminas al rap, luchando contra el machismo y educando sobre el sexo seguro a través de sus sensatas canciones. Cypress Hill llevó la locura y la demencia a la música del ghetto. The Fugees nos regalo acordes, covers, y líricas que aun no tienen comparación.
Este género tuvo su lado oscuro. La guerra entre la costa este y la costa oeste cobró las vidas de 2pac y de Notoruous BIG. A este último se le hizo un gran homenaje que quedaría marcado en la lírica de Puff Daddy y la pista de every breath you take de The police, que daría como resultado la emotiva e inolvidable canción I’ll be missing you.


En los 90’s los punks eran solo punks, escribían cancines en vez de imitar el estilo de los góticos cuan emos. Green Day, NOFX y Bad Religión hicieron resurgir un género que se creía muerto pero que en realidad estaba en estado de latencia en el underground.

El Britpop nos regaló bandas como Oasis, Blur, Suede y Pulp mientras que Irlanda nos legó a The Cranberries y The Corrs.

Marilyn Manson hizo del trash metal algo glamoroso y retorcido. Y lo grotesco una verdadera estética.

Alanis Morrisette, Sinead O’connor y Lauren Hill serian las revelaciones femeninas más representativas de la época. Sixpence none the rincher nos demostró que el pop puede ser melódico, acústico y melancólico mientras que New radicals hizo llorar a los despechados con Someday we’ll know y nos mostró una verdad universal en You get what you give.

La electrónica europea invadió las discotecas y de allí en adelante las fiestas nunca estarían completas sin un momento de techno. Las supermodelos caminaban en las pasarelas al ritmo de los djs del momento, por lo cual era usual ver a Naomi Campbell, Claudia Schiffer o a Tyra Banks desfilar mientras se escuchaba Mr Vain.

En el pop Michael Jackson siguió vendiendo millones de discos pero nunca rompió el record alcanzado por Thriller. Madona pasó por muchas etapas, desde lo sensual en Erótica hasta lo electrónico y espiritual en Right of light. Mariah Carey y Whitney Houston le darían sentimiento y pasión a la movida popera.

Bandas sonoras como las de Titanic, The Bodyguard y Philadelphia atraparían la esencia y el mensaje de un guión en una partitura y letra.

Curiosamente un dúo español se inspiró en una bailarina de flamenco venezolana para unir al mundo en un pegajoso, ridículo, sencillo pero divertido baile, capaz de ser realizado por el bailarín con menos experiencia: la macarena.

Pero todo lo bueno tiene su fin, y este momento de la música no pudo escapar a esta constante en la vida. En 1998 adolescentes germinados por Mickey y aliñados por los gerentes de mercadeo se impusieron implacablemente en los medios y en nuestras vidas. Lo plástico, lo aparentemente normal y lo hipócritamente puritano se volvió de moda, para que después salieran a la luz las verdaderas personalidades de estos niños ``buenos´´.

Hoy en día muchos se han dado cuenta de la cruda verdad, quienes creyeron que los niños pop era un modelo a seguir se dieron cuenta que eran una ilusión del mercadeo, y los que nunca los siguieron añoran la época en la cual la música era una expresión del ser y no una publicidad.

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